Sila había proclamado la libertad; pero los hombres andaban
con aire de cansancio y hablaban en voz baja tras las puertas cerradas,
preguntándose si podrían confiar en sus propios hijos. Sila proclamaba que
había restablecido la paz; pero los hombres miraban aprensivos a sus
pequeñuelos acostados en sus cunas. "Volveré a colmar nuestro tesoro ahora
en bancarrota", declaraba Sila, así que todo el mundo hablaba con desánimo
de nuevos y fuertes impuestos, retirando sus ahorros de los bancos para
esconderlos en agujeros o huyendo de la ciudad de noche, llevándose su oro.
"¡Al final habrá justicia!", gritaba Sila y los ciudadanos temían
cada nuevo amanecer, abrazados desesperadamente a sus esposas, temiendo a cada
momento, lo peor.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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