Cicerón, pensemos por un momento en la plebe maloliente y
políglota de Roma. Esa gente que tiene manchados sus rostros con sus propios
excrementos. ¡La plebe de Roma!. ¡Esa gentuza con gritos de gato y voz de chacal!.
¡Esos villanos de las cloacas y las callejuelas que pintarrajean en las
paredes!. ¡El populacho atrevido e insolente!. ¡Esa bazofia entusiasta,
incontrolada e incontrolable que constituye los bajos fondos de nuestra ciudad
y de todas las naciones!.
Si un hombre honrado les rogara que fueran
trabajadores, austeros y sinceramente religiosos, ¿crees que les dejarían
vivir?. Si un hombre les pidiera que dejaran de depender del gobierno para
alimentarse, cobijarse, vestirse y divertirse, ¿crees que les escucharían?. Si
un héroe les reprochara su pereza y su
codicia, ¿qué le harían?. Yo creo que lo asesinarían o le gritarían hasta
silenciarlo con sus aullidos.
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