Las vírgenes vestales tenían la obligación de
mantener el templo de Vesta y ejecutar los ritos de la diosa. Se encargaban de
que no se apagara nunca el fuego sagrado, traído, según se decía, desde Troya.
Las vírgenes vestales tenían importantes privilegios de los que no gozaba ninguna
otra mujer en Roma:
- Vivían con lujo a expensas del pueblo.
-Estaban libres de autoridad paterna.
-Guardaban los testamentos y los tratados, y tenían
potestad para otorgar testamento.
-Podían hacer negocios en su propio nombre.
-Podían actuar como testigos en los tribunales sin
necesidad de prestar juramento.
-Podían circular por Roma en vehículos de ruedas.
-Hasta los más altos magistrados tenían que cederles
el paso.
- Si por casualidad encontraban en su camino a un
criminal que ibas a ser ejecutado, éste era perdonado.
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