El joven emperador y cruel Heliogábalo reinó durante cuatro
años, que llegaron a su fin en 222 d. C., cuando lo asesinaron con apenas
veinte años. Veamos aquí una lista de algunas de las excentricidades menos
crueles que le atribuye la "Historia Augusta":
- Cuando recibió el consulado, en vez de echar a la gente
monedas de oro o de plata, o tajadas de carne, le tiraba reses cebadas,
camellos, burros y ciervos, diciendo que ése era el trato propio de la dignidad
imperial.
- Condujo por el Vaticano carros tirados por cuatro
elefantes, tras demoler las tumbas que le cortaban el paso.
- Unció al carro cuatro perros enormes.... Desfiló en
público en un vehículo arrastrado por cuatro grandes ciervos; y ponía a tirar
de su carro leones, tigres, e incluso mujeres desnudas.
- Tenía también por costumbre invitar a sus cenas a ocho
calvos, a ocho bizcos, a ocho gotosos, a ocho sordos, a ocho negros, a ocho
hombres altísimos o a ocho gordos. ( Ocho era el número convencional de
invitados en una cena de etiqueta; los comensales se reclinaban, junto con el
anfitrión, en tres lechos.)
-A sus amigos de condición más baja acostumbraba a ponerles,
en vez de almohadones corrientes, una especie de odres sucios y, mientras
estaban cenando, hacía que les quitaran el aire, de manera que de pronto se
encontraban todos debajo de la mesa.
-A veces hacía servir a sus invitados comida de cera, de
madera, de marfil, de terracota o incluso de mármol o de cualquier otra piedra,
de modo que pareciese que eran los mismos alimentos que él estaba comiendo.
- Cuando sus amigos estaban borrachos, los mandaba encerrar,
y cuando estaban dormidos metía en la habitación leones, leopardos u osos
domesticados.
- En los banquetes grababa en las cucharas los lotes de
regalo destinados a los comensales; así a uno le tocaban "diez
camellos", a otro "diez moscas", a éste "diez libras de
oro", a aquél "diez libras de plomo", a otro "diez
avestruces" y a otro "diez huevos de gallina".
- Introdujo también esta costumbre en los espectáculos que
ofrecía, con premios como, por ejemplo, diez osos, diez lirones, diez lechugas
o diez libras de oro. Invitaba además a los artistas encargados de las
actuaciones a participar en los sorteos, cuyos premios eran o bien perros
muertos, o bien una libra de carne de vaca, o cien monedas de oro, o de plata,
o de cobre.
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