jueves, 15 de enero de 2015

CONTRARIA A UN MATRIMONIO IMPUESTO, CORNELIA SILA DESAFÍA A SU PADRE LUCIO CORNELIO SILA


-¿Qué es lo que tienes que decir, jovencita?

-Esta vez estoy preparada, padre. ¡Puedes pegarme hasta matarme porque me da igual! ¡No quiero casarme con Quinto Pompeyo y no puedes obligarme!

-Hija, te casarás con Quinto Pompeyo aunque tenga que atarte y drogarte -replicó Sila en un tono suave, presagio de gran violencia.

Pero, a pesar de sus lágrimas y pataletas, era mucho más hija suya que de Julilla. Notó que se afirmaba sobre los pies, como dispuesta a recibir un tremendo golpe, y advirtió que sus ojos brillaban como zafiros.


-¡No voy a casarme con Quinto Pompeyo!

-¡Por todos los dioses que lo harás, Cornelia!

-¡No me casaré con él!

Normalmente, tal desafío habría provocado una ira desatada en Sila, pero en esta ocasión, quizá porque viera en el rostro de la muchacha algún rasgo de su hijo muerto, no tuvo fuerzas para encolerizarse.


-Hija -espetó con un bufido-, ¿sabes quién es Pietas?

-Claro que lo sé: el deber -contestó Cornelia Sila, cautelosa.

-Amplía la definición, Cornelia.

-Es la diosa del deber.

-¿Qué clase de deber?

-Toda clase de deber.

-Incluido el deber de los hijos para con sus padres, ¿no es cierto? -dijo Sila con suavidad.

-Sí -contestó ella.

-Desafiar al paterfamilias es una cosa horrible, Cornelia. No sólo se ofende a Pietas, sino que, conforme a la ley, estás obligada a obedecer al cabeza de familia. Y yo lo soy -dijo Sila, severo.

-El primer deber es para conmigo misma -contestó ella, heroica.

A Sila comenzaron a temblarle los labios.


-No, hija, tu primer deber es conmigo. Dependes de mi mano.

-¡Padre, con mano o sin mano, no pienso traicionarme!

Los labios cesaron en su temblor, se quedaron abiertos y Sila soltó una carcajada.


-¡Oh, vete! -exclamó él cuando pudo-. ¡Cumple con tu deber o te vendo como esclava! - gritó tras ella, sin dejar de reír-. ¡Puedo hacerlo y nadie me lo impedirá!

-¡Ya soy una esclava! -replicó ella a voces.

-¡Qué soldado habría sido!


( C. McC. )



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