Después
de un viaje estupendo y sin incidentes, desembarqué mis legiones en una zona de
lagunas salinas cerca del pueblo pesquero de Salapia a los cincuenta días
exactos de zarpar de Puteoli. Todo salió conforme a lo previsto. Desembarcamos
de noche cautelosamente, atacamos Salapia y al amanecer la arrasamos. Me
aseguré de que se aniquilaba a todos los que vivían en las cercanías para que
no pudieran avisar a los samnitas.
De
Salapia marché hasta Cannae y la tomé sin combate; después vadeé el Aufidius y avancé
hacia Canusium. A unas quince millas me tropecé con una nutrida fuerza samnita mandada
por Cayo Trebatio y no pude evitar el enfrentamiento. Como nos superaban en
número y el terreno me era desfavorable, la lucha fue encarnizada y cruenta.
Pero también lo fue para Trebatio. Decidí retirarme a Cannae antes de perder
más hombres, reagrupando a la tropa en orden para volver a vadear el Aujidius
con Trebatio a la zaga. Luego vislumbré una estratagema y fingí huir presa del
pánico, escondiéndome detrás de una montaña en la orilla de Cannae. Y dio resultado.
Seguro de sí mismo, Trebatio comenzó a vadear la corriente con las tropas en desorden,
mientras que mis hombres estaban tranquilos y preparados para proseguir el
combate. Los rodeamos en círculo y caímos sobre él cuando aún se hallaba
cruzando el río. Ha sido una victoria para Roma. Tengo el honor de informarte
que quince mil samnitas han perecido en el Aufidius. Trebatius y los pocos
supervivientes huyeron a Canusium, que se ha preparado para el asedio a que los
he obligado.
He
dejado ante Canusium una fuerza de cinco cohortes, incluidos los heridos, al
mando de Lucio Luccio y con las quince cohortes restantes me dirigí al norte
hacia tierras de los frentanos. Ausculum Apulium se rindió sin lucha, y también
Larinum.
Redactando
este informe, recibo noticia de Lucio Luccio de que Canusium ha capitulado. Cumpliendo
mis órdenes, Lucio Luceio ha saqueado la ciudad, matando a sus habitantes,
aunque parece que Cayo Trebatio logró escapar. Como no estamos en situación de
hacer prisioneros y no puedo permitir que haya tropas enemigas en retaguardia,
no me quedaba otra alternativa que arrasar Canusium. Espero que no te
contraríe. Desde Larinum proseguiré el avance hacia los frentanos, aguardando
noticia de tus movimientos y nuevas órdenes.
( C
McC. )
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