Los
centuriones y tribunos que se compadecían de la suerte de Británico fueron
apartados con pretextos falsos o bien aparentando ascenderlos; incluso los
pocos libertos que le conservaban lealtad incorrupta son alejados aprovechando
la ocasión que ahora diré: habiéndose encontrado Nerón y Británico, Nerón
saludó a Británico por su nombre, y éste a Nerón llamándole Domicio. Agripina
da cuenta de ello a su marido con grandes quejas, alegando que era el inicio de
la discordia, pues se despreciaba la adopción, y lo que había decidido el
Senado y exigido el pueblo se abrogaba dentro de su propio hogar; y que si no
se alejaba la perversidad de quienes enseñaban tales gestos rencorosos, había
de estallar en ruina del estado. Impresionado por lo que él tomaba como
acusaciones, Claudio castiga con el exilio o la muerte a los mejores de entre los
educadores de su hijo, y pone a su cuidado a quienes la madrastra
había designado.
(
Tácito )
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