El orador Pupio Pisón,
ex cónsul y ganador de un triunfo, no queriendo ser importunado por sus
esclavos, les ordenó hablar nada más que para responder a sus preguntas.
Deseoso de mostrarse cortés con Clodio Pulcro, que era magistrado, dio órdenes
de que fuera invitado e hizo disponer, como es natural, de un espléndido
banquete. Cuando llegó la hora, acudieron todos los demás invitados, pero
Clodio se retrasaba. Por muchas veces envió al esclavo acostumbrado a ver si se
presentaba Clodio. Cuando era de noche y ya desesperaba, dijo al esclavo:
"¿Y qué? ¿Lo invitaste?". "Desde luego", contestó,
"Entonces dijo que no quería". "¿Cómo, pues, no me lo explicaste
enseguida?" "Porque no me preguntaste"
( Plutarco en
"Sobre la charlatanería")
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