CÉSAR OCTAVIO COMUNICA A CLEOPATRA LA MUERTE DE CESARIÓN
Vino
a verme montado en un camello con dos compañeros cuando yo marchaba por la carretera
a Alejandría desde Menfís. La cabeza llena de ideas de que podría convencerme
para que te perdonase y salvase al doble reino. ¡Tan joven! ¡Tan engañado sobre
la honorabilidad de los hombres! Tan seguro de poder convencerme. Me dijo que
tú lo enviabas lejos, que se suponía que él debía navegar desde Berenice hasta
la India. Como yo ya había localizado el tesoro de los Ptolomeo (sí, señora,
César te traicionó y me dijo dónde encontrarlo antes de morir) no necesité
torturarlo para saber dónde estaba. No creo que me lo hubiese dicho aunque lo
hubiese torturado. Un joven muy valiente, no me costó verlo. Sin embargo, no se
le podía permitir que viviese. Con un César es suficiente, y yo soy ese César.
Yo mismo lo maté y lo enterré en la carretera de Menfis en una tumba sin
marcar. Su cuerpo fue envuelto en una alfombra.
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