miércoles, 22 de julio de 2015

LA TOMA DE UNA CIUDAD POR LA LEGIÓN ROMANA. MAQUINARIA CONTRA LOS MUROS

 

ARIETES

Además de atacar las murallas, se puede intentar derribar las puertas empleando arietes. 



Estos son bastante burdos, y deben estar preparados para recibir el impacto de objetos pesados lanzados desde lo alto de las murallas.

 



RAMPAS DE ASALTO

Si ni los arietes ni las minas funcionan, el general puede intentar construir una rampa de asalto. Esta será básicamente una larga rampa construida a lo largo de la muralla enemiga (mientras el enemigo lanza flechas, rocas grandes y todo lo que coja, incluida la fuente del patio, sobre los desgraciados a los que les haya tocado construirla). 


La rampa perfecta estará construida con troncos colocados alternativamente en posición perpendicular y transversal, con los espacios intermedios rellenos de tierra. Los maderos fijaran la tierra al terraplén, mientras que la tierra impide que los troncos salgan ardiendo.


 (La madera resulta tan necesaria en una operación de asedio que, según Josefo, tras el sitio de Jerusalén no quedo un árbol en pie en 28 kilómetros a la redonda.)

 


CONTRAMEDIDAS.- El truco para contrarrestar las rampas de asalto es tratar de abrir minas por debajo de ellas, y extraer los troncos y la tierra de la base tan rápido como los constructores los pongan por encima. Si la rampa se alza justo junto al muro, esto también puede hacerse abriendo un hueco en el mismo para poder acceder a la base de la rampa. 


En ocasiones, los mineros no derribaran la rampa hasta que el ingenuo general enemigo lance las catapultas o una partida de asalto por la rampa, para así llevarse también por delante todo lo que haya encima. Una regla básica de la guerra de asedio es que no hay truco demasiado sucio; y cada truco tendrá su correspondiente contratruco (por lo general, todavía mas marrullero).


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