El termino es en este caso un tanto engañoso, porque
el ejercito romano no les ofrece a los legionarios una carrera en el sentido
estricto. La mayor parte de los alistados abandona las filas del ejercito con
el mismo rango con el que entraron 25 anos antes. Es posible alcanzar el rango
de centurión desde la posición de soldado raso si se observa una conducta
intachable, pero lo mas frecuente es que estas posiciones se obtengan con
dinero o influencias antes incluso de alistarse. Las graduaciones mas altas -el
legado legionario y el tribuno militar con el que aquel comparte tienda- son políticos
que cumplen con una carrera militar antes de acometer tareas mas importantes.
Pero eso no quiere decir que todos los legionarios
sean iguales. Algunos son mas iguales que otros, y un soldado ambicioso se
apresurara a poner distancia entre si mismo y el resto del rebaño.
MUNIFEX.- El
recluta recién llegado ostentara el rango de munifex. Un munifex es un soldado
sin graduación ni privilegio alguno. Ni siquiera es el peldaño mas bajo de la
escala militar; es el barro en el que se apoya la escala. Si eres un munifex,
lo mas probable es que los burros que cargan con las tiendas de campana sean
tus superiores.
IMMUNIS.- El primer objetivo tras firmar y completar
la instrucción es convertirse en immunis. Los legionarios se dividen en dos
tipos, aquellos que tienen responsabilidades especiales -los immunes- y los que
no. Los no especialistas son los encargados de ir a por leña y de acarrear
agua; las tareas mas desagradables, como limpiar las letrinas o hacer los
trabajos mas duros, siempre recaen sobre ellos. Los que estén eximidos de estas
funciones tendrán un trabajo concreto que hacer, como ayudar al herrero o
llevar las cuentas de la legión. Un immunis sigue siendo un miles gregarius, un
soldado raso, pero su vida es en general mas cómoda, como prueba el hecho de
que su rango puede serle retirado por mala conducta.
Si el legionario aspira a convertirse en immunis- y debería
ser así- es conveniente adquirir habilidades concretas, como la fontanería, la fabricación
de armas o la carpintería. Saber leer y escribir es una ventaja inestimable,
porque las legiones siempre necesitan secretarios para mantener la
correspondencia y manejar los archivos. Cualquiera que sepa leer y escribir debería
comunicárselo inmediatamente al cornicularis, el corneta, que por lo general
tambien se encarga de coordinar a los secretarios de la legión. Una de las
mayores ventajas de trabajar en las oficinas es que casi siempre se hace a
cubierto. Es cierto que esto se hace para proteger los papeles, no al
legionario, pero el secretario se beneficia de ello de igual modo. Un soldado
especialmente hábil con los números puede convertirse en signifer, portaestandarte
de la legión (no el aguila, esta es responsabilidad del aquilifer, cuyo rango
es superior). El signifer porta la llamada "mano abierta", emblema
que recuerda a los soldados su juramento, estando también al cargo del fondo de
pensiones de los legionarios. El hecho de que las pensiones se confíen a un
hombre que funciona como un imán para las lanzas enemigas resulta menos
desconcertante si tenemos en cuenta la desesperación con la que los legionarios
defienden sus estandartes, entre otras cosas porque esto supone proteger al único
que conoce el estado real de sus pensiones.
PRINCIPALIS.- Aquellos cuya única habilidad sea la de
ser buenos soldados deben aspirar a alcanzar la posición de principalis. Ser
principalis es aun mejor que ser immunis, y por tanto son menos los legionarios
que lo consiguen. Un tesserarius es un ejemplo de principalis. Como indica su nombre,
es uno de los encargados de repartir las guardias (la contraseña del dia
normalmente se escribe sobre un trozo de cerámica o tessera). El optio, cuyo
trabajo es hacerse cargo de las funciones del centurión porque éste esté
ocupado con otras tareas o porque tenga una lanza clavada en el pecho, tambien
se encuentra entre los principales. Los optiones tienen su propio gremio
(schola), y junto con los otros principales forman un grupo muy compacto. Los
principales tienen mas opciones que nadie de convertirse en centuriones, con
los que en cualquier caso trabajan de forma muy estrecha. Una vez que el
legionario meta sus caliga en este selecto club, tiene la casi completa seguridad
de que el resto de sus años de servicio transcurrirán de forma apacible.
CENTURIONES Y OTROS OFICIALES
Los legionarios tienen poco contacto con los grandes
jefazos de la legión. Una buena regla a seguir consiste en evitar a cualquiera
que lleve una cresta puesta de forma transversal sobre el casco o una bonita
cinta bajo el pectoral de la coraza. Las cintas identifican a los oficiales, y
de ellos no puede decirse nada bueno, aparte de que pelean igual que los demás
y que mueren al mismo ritmo que los demás. De hecho, se supone que los centuriones
deben inspirar al resto con su valor, y puesto que sus distintivas crestas los
convierten en objetivos especialmente visibles, el enemigo suele matarlos a puñados,
hecho que no quita el sueno a demasiados legionarios...
LOS RANGOS NO LEGIONARIOS
CENTURIÓN
Los centuriones están organizados según una jerarquía
compleja e incestuosa, cuyo principal objeto parece ser decidir quien se queda
con el mejor asiento en la taberna o quien se encarga de dirigir a una patrulla
bajo la lluvia. Hay unos 60 centuriones por legión -cualquier soldado dirá que son
demasiados- y los de la primera cohorte se consideran superiores a los del
resto, aunque los que ocupan la primera fila [pilusprior) también se consideran
superiores a los que ocupan la ultima (pilusposterior).
Que un pilus hastatus prior (los nombres se refieren a
la posición mantenida durante la batalla) de la tercera cohorte sea superior o
no a un pilus principes prior de la quinta puede ser una cuestión de enorme importancia
para los dos implicados, pero al resto de los integrantes de la legión les
importa un pito. Para un legionario sin graduación,
todos los centuriones son dolor capitis (un dolor de
cabeza) y solo se les tiene aprecio cuando están cumpliendo alguna misión por
ahí, lo que ocurre frecuentemente. Los centuriones aúnan una combinación de
iniciativa y rango que los convierte en la herramienta multiusos del ejercito
romano, adecuada tanto para llevar a cabo misiones diplomáticas como para
escoltar a prisioneros importantes o dirigir destacamentos en incursiones,
misiones de reconocimiento o tareas de retaguardia.
PRIMUS PILUS.- El principal centurión de la legión.
Este cargo se consigue demostrando virtudes militares en la batalla y habilidad
en las intrigas políticas de retaguardia. Sus principales cualidades son el
valor, la determinación, un gran talento organizativo y un carácter poco
compasivo. Sera respetado y, casi con seguridad, temido, pero habrá pocos que
lo aprecien.
TRIBUNOS MILITARES
Ignora comentarios del tipo "si alguna vez
alguien saluda a un tribuno militar, será porque haya poca luz". Es cierto
que en el pasado estos aprendices de generales solo se alistaban en el ejercito
para impulsar sus carreras políticas, y que era frecuente que se desmoronaran
con solo enterarse de que el enemigo estaba cerca. No obstante, en el ejercito moderno
la mayor parte de tribunos cuentan con experiencia de servicio en una unidad
auxiliar y pueden dirigir una o dos cohortes en el campo de batalla con una
profesionalidad tranquilizadora. Hay cinco tribunos por legión. Su nivel de
eficacia varia, pero todos comparten una ambición y una determinación de
hierro.
PRAEFECTUS CASTRORUM
Prefecto del campamento. El resto de oficiales sabrán
o no como hacer su trabajo, pero con toda seguridad el praefectus sera
profesional hasta la medula. Por lo general, es el centurión mas antiguo de la
legión, y nadie conoce mejor que él su historia y su funcionamiento.
Afortunadamente, su rango es superior al de los tribunos militares, y hará
falta un tribunus laliclavus con gran confianza en si mismo para no seguir su
consejo. El praefectus es el único que puede llevarse al primus pilus a un
aparte y darle un par de consejos o pegarle una bronca si hace falta (los mas
probable es que antes de ser ascendido haya ejercido el mismo el cargo de
primus).
TRIBUNUS LATICLAVUS
En caso de ocurrirle algo malo al legado (por ejemplo,
que reciba la orden de volver a Roma para ser ejecutado como posible traidor)
el tribunus laticlavus tomara el mando. El termino "laticlavus" se
debe a que sus togas están adornadas con una ancha banda, porque teóricamente
este oficial, al igual que su comandante, debe pertenecer a la clase
senatorial. No obstante, en la actualidad estan empezando a ponerse no
senadores al frente de algunas legiones, lo que puede ser interpretado como un
signo de decadencia en la vida publica o de una creciente profesionalización
del ejercito, dependiendo del punto de vista. Es de esperar que sea un novato y
que este todo el tiempo preguntándole al praefectus castrorum que debe hacer.
LEGADO LEGIONARIO
El pez gordo. Si se trata de la única legión de la
provincia, probablemente también ostentara el cargo de gobernador. Como media,
el legado ocupa el cargo apenas durante tres o cuatro anos, porque a los
emperadores no les agrada que los soldados le tomen demasiado aprecio a su
general. Después de todo, cuando uno se encuentra al mando de una proporción
significativa del poder militar de Roma, es posible que empiecen a ocurrírsele
ideas propias.
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