miércoles, 15 de julio de 2015

CARTA DE MARCO JUNIO BRUTO A SU AMIGO Y CÓMPLICE CAYO CASIO LONGINO


He recibido terribles noticias de Roma, Casio. Te envío esto urgentemente con la esperanza de que te lo entreguen antes de que inicies la invasión de Egipto. Eso, de momento, es imposible.

 

Octaviano y Quinto Pedio son cónsules. Octaviano marchó sobre Roma y la ciudad se rindió sin un murmullo de protesta. Parece muy probable que estalle una guerra civil entre los nuevos cónsules y Marco Antonio, que se ha aliado con los gobernadores de las provincias occidentales. A Antonio y Lepido los han declarado proscritos, y a los Libertadores nos han juzgado y declarado nefas en las cortes de Octaviano. Nos han confiscado todas nuestras propiedades, aunque Ático me ha escrito asegurándome que se ha hecho cargo de Servilia, Tertulia y Junila. Vatia Isaurico y Junia no quieren saber nada de ellos. Décimo Bruto ha sido vencido en la Galia Cisalpina y ha huido, nadie sabe adónde.

 

Ésta es nuestra oportunidad de conquistar Roma. Si Antonio y Octaviano liman sus diferencias -aunque no creo que lo hagan-, seremos proscritos el resto de nuestra vida. Por lo tanto, si todavía no has partido hacia Egipto, no lo hagas. Tenemos que mantenernos unidos y tratar de tomar Italia y Roma. Puede que seamos capaces de reconciliarnos con Antonio algún día, pero ¿con Octaviano? Jamás. El heredero de César es obstinado y ya decidió que todos nosotros debemos morir en la pobreza y ser desposeídos de todos nuestros derechos.

 

Deja las legiones que estimes necesario para defender Siria durante tu ausencia y ven a reunirte conmigo tan pronto como puedas. Ya he conquistado a los besios y tengo una cantidad importante de grano y comida en general, con lo que nuestros ejércitos podrán alimentarse. Algunas zonas de Bitinia y Ponto han dado cosechas, que serán para nosotros y no para Octaviano, que las necesita para pacificar a Roma. He oído que Italia y Occidente están tan secos como Grecia, África o Macedonia. Debemos actuar ahora, Casio, mientras podamos dar de comer a nuestros hombres, y mientras tengamos dinero en nuestros cofres de guerra.

 

Porcia ha muerto. Mi madre dice que se ha suicidado. Estoy desolado.


( C. McC. )



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