¿Conociste
por casualidad a un tal Quinto Cecilio Baso cuando pasaste el año pasado por
Antioquía? Por si no fue así, será mejor que te explique quién es. Miembro
romano de las Dieciocho, fijó su residencia en Tiro y entró en el negocio del
tinte púrpura tras servir con Pompeyo Magno durante sus campañas en Oriente.
Habla
fluidamente medo y persa, y ahora se dice que tiene amigos en la corte del rey de Partia. Sin duda es muy rico, y no todos sus ingresos
proceden del púrpura tirio.
Cuando
impusiste aquellos severos castigos a Antioquía y las ciudades de la costa fenicia
por su firme apoyo a los republicanos, Baso se vio muy afectado. Fue a Antioquía
y consultó a algunos tribunos militares de la legión siria, antiguos amigos,
todos ellos hombres que habían luchado al servicio de Pompeyo Magno. Poco
después, el gobernador Sexto César tuvo noticia de que tú habías muerto en la
provincia de África y la legión siria estaba inquieta. El gobernador se reunió
en asamblea con la legión a fin de aplacar a los hombres, pero lo asesinaron y
aclamaron a Baso como su nuevo comandante.
A
continuación Baso se autoproclamó nuevo gobernador de Siria, con lo cual todos
tus adeptos del norte de Siria huyeron de inmediato a Cilicia. Como yo me
encontraba en Tarso visitando a Quinto Filipo, pude actuar con presteza: envié
una carta a Marco Lépido a Roma y le pedí que mandara un gobernador a Siria lo
antes posible. Según su respuesta,
ha enviado a Quinto Cornificio, que debería responder bien. Éste y Vatinio realizaron una brillante campaña en Ilírico el año pasado.
Pero
Baso se ha afianzado de manera formidable. Marchó hacia Antioquía, que le cerró
las puertas y le negó la entrada. Así que nuestro amigo el comerciante de
púrpura siguió
adelante hasta Apameia: a cambio de numerosos favores comerciales, ésta se
declaró a favor de Baso, que entró en la ciudad y se estableció allí, nombrando
a Apameia capital de Siria.
Ha
cometido muchas fechorías, César, y sin duda está aliado con los partos. Ha concertado
una alianza con el nuevo rey de los árabes esquenitas, un tal Alcaudonio,
quien, dicho sea de paso, fue uno de los árabes que acompañaban a Abgaro cuando
éste llevó a Marco Craso a la trampa de los partos en Carres. Alcaudonio y Baso
se afanan en reclutar tropas para un nuevo ejército sirio. Imagino que los
partos van a invadir, y que el ejército sirio de Baso se unirá a ellos para
enfrentarse a Roma en Cilicia y la provincia de Asia. Esto significa que tanto
Quinto Filipo como yo estamos también reclutando hombres y hemos mandado un
aviso a los reyes adheridos a Roma.
El
sur de Siria está tranquilo. Tu amigo Antipater se asegura de que los judíos queden
fuera de los planes de Baso y ha solicitado soldados, armas y provisiones a la
reina Cleopatra de Egipto en previsión de la invasión parta. La reconstrucción
y fortificación de las murallas de Jerusalén puede resultar más vital de lo que
preveías.
Se
han producido incursiones partas a lo largo del Éufrates, pero el territorio de
los árabes esquenitas no ha padecido. Quizá pensabas que el lado oriental del
Mare Nostrum estaba en paz, pero dudo que Roma pueda llegar a decir eso
respecto a ninguna de las zonas de su mundo. Siempre hay alguien deseando
arrebatarle sus posesiones.
( C. McC. )
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