Lucio Emilio Paulo apodado Macedónico (en latín Lucius Aemilius L. f. M. n. Paullus Macedonicus; c. 230 - 160 a. C.) fue un general y político romano, el miembro más distinguido de la rama Paullus de la gens Emilia, fue dos veces Cónsul, luchando contra los Ligures en su primer consulado (182 a. C.) y en la Segunda guerra Macedónica en su segundo consulado (168 a. C.) y también Censor (164 a. C. - 160 a. C.).
Dos
años después, en 192 a. C. fue edil curul con Marco Emilio Lépido, y triunfó
sobre doce candidatos que después fueron cónsules. Durante su edilidad
persiguió a los pecuarii, es decir, ganaderos que pastaban de forma ilegal en
tierras públicas.
En
191 a. C. fue pretor y obtuvo la provincia de Hispania Ulterior con título de
procónsul. Su actuación en la Península aparece poco clara debido a las
contradicciones de los historiadores, pero se sabe que dominó una sublevación
de los turdetanos y que en 190 a. C. fue derrotado por los lusitanos en Lyko
(¿Ilugo?), en Bastetania, donde perdió seis mil hombres; después se recuperó y
derrotó al enemigo, dejando la Ulterior pacificada por un tiempo; a
consecuencia de esta victoria le fue decretado un triunfo. Algunos autores
indican, basándose en Tito Livio, que las tropas de Lucio Emilio Paulo
Macedónico fueron derrotadas en Ilurco, hacia el año 190 a. C.1
La
primera (o segunda) inscripción romana conservada de Hispania, el llamado
Bronce de Lascuta, contiene un decreto de Emilio Paulo en el que se concede la
libertad a los habitantes de una fortaleza, la Turris Lascutana, que eran hasta
entonces servi (esclavos) de la ciudad de Hasta Regia (Mesas de Asta, cerca de
la actual Jerez de la Frontera, Cádiz).
Volvió
a Roma en 189 a. C. y se presentó al consulado, pero varias veces perdió la
elección, hasta que finalmente en el año 183 a. C. fue elegido cónsul junto
con Cneo Bebio Tánfilo. Ejerció el consulado en el año 182 a.C.
En
181 a. C. fue enviado contra los ingaunios, un pueblo lígur que tenía un
considerable poder naval y que atacaba a los barcos mercantes; los ingaunios
fueron completamente sometidos y sus fortificaciones arrasadas; a su retorno
obtuvo los honores del triunfo. Los siguientes trece años vivió tranquilamente
en Roma, dedicado a educar a sus hijos.
Ya
hacía algunos años que se disputaba la tercera guerra macedónica contra el rey Perseo,
pero no se conseguía el triunfo definitivo y en 169 a. C. el pueblo exigía un
general de gran experiencia y habilidad; algunos notables presionaron a Paulo
para que se presentase a la elección. Paulo ya pasaba de los 60 años y no
estaba muy dispuesto a asumir dicha tarea, pero finalmente, entre aclamaciones,
se presentó y fue escogido junto con Cayo Licinio Craso.
En
la primavera de 168 a. C. llegó al reino de Macedonia y el 22 de junio obtuvo
la gran victoria de Pidna que de hecho puso fin a la guerra; el rey Perseo de
Macedonia se rindió, fue hecho prisionero y traído ante Paulo, que lo trató con
cortesía y amabilidad, En 167 a. C., Emilio Paulo recibió las instrucciones del
Senado de regresar a Roma después de saquear Epiro, un reino sospechoso de
simpatizar con la causa macedónica. Después de cargar los tesoros del palacio
real de Macedonia en barcos con destino a Roma, marchó a su ejército a Epiro,
donde, en contra de su inclinación, ordenó el saqueo de setenta ciudades, lo
que resultó en la esclavitud de 150,000 personas.
En
167 a. C. permaneció en Macedonia como procónsul, tiempo en el que visitó toda
Grecia, reparó algunas injusticias e hizo varias donaciones. Volvió entonces a
Macedonia, residiendo en Anfípolis, donde junto con diez comisionados
especiales romanos arregló el futuro de Macedonia. Finalmente celebró unos
espléndidos juegos, en los que hizo que desertores capturados de su ejército
fueran muertos por elefantes. Además, en ese mismo año, Paulo Emilio ordenó
destruir 67 ciudades de Epiro y vender como esclavos a 150.000 de sus
ciudadanos.
Entonces
fue a la ciudad de Orico, y allí embarcó a sus tropas, para volver a Italia
donde llegó hacia noviembre de 167 a. C. con un botín bastante considerable que
depositó en el tesoro de la República, provocando la indignación de los
soldados porque querían más reparto; esto provocó alguna oposición, pero
finalmente le fueron concedidos los honores de otro triunfo, que se celebró en
los últimos días del mismo mes. La celebración de este duró tres días; delante
del carro triunfal de Paulo iban el rey vencido y su hijo; detrás los dos hijos
mayores de Paulo, Quinto Fabio Máximo y Publio Cornelio Escipión Africano el
Joven, adoptados por las familias de los Fabios Máximos y de los Cornelios
Escipiones. Sin embargo, la gloria del vencedor fue empañada por el infortunio
familiar. Sus dos hijos más jóvenes murieron, uno de ellos con 9 años, sólo
cinco días antes del triunfo, y el otro, de 14, tres días después. Esto suponía
la extinción legal de la familia de Emilio Paulo.
En
164 a. C. fue elegido censor con Quinto Marcio Filipo.
Murió
en 160 a. C. después de una enfermedad bastante larga. La fortuna que dejó era
tan reducida que apenas sirvió para pagar la dote de su segunda mujer.
Paulo
se casó dos veces. Con su primera esposa, Papiria, la hija de Cayo Papirio Masón
(el cónsul de 231 a. C.), tuvo cuatro hijos (dos hijos y dos hijas):
El
hijo menor de su primer matrimonio (probablemente llamado Marco Emilio Paulo)
fue adoptado por un hijo de Escipión el Africano, llevando el nombre de Publio
Cornelio Escipión Emiliano.
Emilia
Prima, casada con Quinto Elio Tuberón.
Emilia
Secunda, casada con Marco Porcio Catón (hijo del censor Marco Porcio Catón).
Se divorció y se casó con una segunda dama de nombre desconocido, con la que tuvo los dos hijos que murieron en 167 a. C. y una hija, Emilia Tertia, que a su vez tuvo un hijo.
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