Lucio Domicio Aureliano (c. 212-275), emperador romano
(270-275), inició las reformas del Imperio que habría de completar poco más
tarde Diocleciano. Nacido probablemente en Sirmium, en Panonia, inició su
carrera militar como simple soldado pero llegó a desempeñar altos cargos en el
Ejército bajo los emperadores romanos Valeriano y Claudio II.
Después de la
muerte de éste en el 270, el Ejército le eligió emperador.
Derrotó a la tribu
germana de los alamanes; entregó la provincia de Dacia a los godos, y convirtió
el río Danubio en la frontera oriental del Imperio.
En el 270, la agresividad
de Zenobia, reina de Palmira, le llevó a Oriente. Derrotó a Zenobia en dos
batallas y ocupó Palmira, su capital, en el 272. Hizo todo lo posible para
restaurar la disciplina en el Ejército y aumentar el bienestar y la unidad del
Imperio; el Senado le otorgó el título de restitutor orbis (restaurador
del Imperio).
Uno de sus oficiales le asesinó durante una expedición contra los
persas. Construyó la mayor parte de la muralla de Aureliano, completada por el
emperador Marco Aurelio Probo, gran parte de la cual todavía se encuentra en
buenas condiciones. La muralla rodeaba la ciudad de Roma, tenía diecinueve
kilómetros de largo y dieciséis metros de altura.
LA MURALLA DE AURELIANO
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