El foso era de doce pies
también de hondo y de ancho. Este afán corría a cargo de los legionarios
mismos, tan duchos en el manejo del azadón y del zapapico cual en el de la
espada o el pilum. Cabe ser nativo el denuedo; pero tan sufrido esmero sólo
puede ser parto del sumo ejercicio y consumada disciplina.
( Flavio Vegecio Renato )
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