Con la marcha y persecución, que fue penosa y
larga, habiendo andado a caballo en once días tres mil trescientos estadios,
llegaron a flaquear y desalentarse la mayor parte, principalmente por la falta
de agua. Allí se encontró con algunos macedonios que en acémilas llevaban odres
llenos de ella, y viéndole éstos mortificado de la sed, porque venía a ser
entonces la hora del mediodía, llenaron sin dilación el casco y se lo
presentaron; mas habiendo preguntado para quiénes conducían aquella agua, y
ellos respondiesen: “Para nuestros propios hijos; pero viviendo tu, otros
tendremos si perdiéremos éstos”, tomó al oírlo el casco en las manos; pero
volviendo la vista y observando que los soldados de a caballo que le
acompañaban todos tenían inclinada la cabeza y fijos los ojos en la bebida, lo
devolvió sin haber bebido, y dándoles las gracias les dijo: “Si yo solo
bebiere, éstos desfallecerán todavía más”; y ellos, viendo su templanza y su
grandeza de ánimo, gritaron que los condujese con toda confianza, y aguijaron
los caballos, porque ni se cansarían, ni tendrían sed, ni se acordarían que
eran mortales mientras tuviesen un rey como él.
( Plutarco )
Igualdad para todos sin excepción.
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