Lisandro
(fallecido en el 395 a.C.), almirante y político espartano. En los últimos
años de la guerra del Peloponeso entre las ciudades griegas de Atenas y Esparta
mandó la flota espartana. Su suerte se recuperó como resultado de la amistad
que entabló con el príncipe persa Ciro el Joven, quien le apoyó económicamente,
lo que le permitió derrotar a la flota ateniense cerca de la costa de Asia
Menor en el 407 a.C. Dos años más tarde venció a los atenienses en la
batalla de Egospótamos y estableció un bloqueo al Helesponto (estrecho de los
Dardanelos). En el 404 a.C. Atenas se rindió. Lisandro planificó los
gobiernos oligárquicos para Atenas y los estados aliados, pero el gobierno
espartano desaprobó su arrogancia y falta de escrúpulos, por lo que anuló su
política y ayudó a restaurar la democracia ateniense. Ansioso por convertirse
en el principal poder de Esparta, Lisandro apoyó la sucesión de Agesilao II
como rey de Esparta, esperando poder controlar su actuación. Sin embargo,
Agesilao se mostró competente e independiente. En el 395 a.C., cuando
estalló la guerra con Beocia, encabezada por Corinto y Tebas, se le nombró
comandante de un ejército espartano y fue enviado a Beocia, donde murió en un asalto
a la ciudad de Haliarto.
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