Ofrecí
al pueblo el espectáculo de una naumaquia, al otro lado del Tíber, donde hoy
está el Bosque Sagrado de los Césares, en un estanque excavado de 1.800 pies de
largo y 1.200 de ancho. Tomaron parte en ella 30 naves, trirremes o birremes,
guarnecidas con espolones, y un número aún mayor de barcos menores. A bordo de
estas flotas combatieron, sin contar los remeros, unos 3.000 hombres.
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