Van a
buscar sin duda entre los bárbaros la humanidad de los romanos porque no pueden
soportar más entre romanos una inhumanidad propia de bárbaros. Son diferentes
de los pueblos en los que se refugian. No tienen ni sus costumbres, ni su
lengua ni, si se me permite decirlo, el fétido olor de los cuerpos y vestiduras
bárbaros. Prefieren sin embargo plegarse a esta diversidad de costumbres antes que
sufrir injusticia y crueldades entre los romanos.
Emigran, pues hacia los godos o hacia los
bagaudas, o hacia los otros bárbaros, que dominan por todas partes, y nunca se
arrepienten de este exilio. Porque prefieren vivir libres bajo apariencia de esclavitud,
mejor que ser esclavos bajo un aspecto de libertad. Sólo hay un deseo común
entre los romanos: no verse nunca obligados a volver bajo la ley romana; sólo
hay una exclamación común a toda la muchedumbre romana: continuar viviendo con
los bárbaros.
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