Su persona ostentaba
cierto aspecto de grandeza y dignidad, ya en pie o sentado, pero sobre todo en
reposo, pues era alto y esbelto, tenía un rostro bello, hermosos cabellos
blancos, y cuello robusto; pero cuando marchaba, sus inseguras piernas le
hacían tambalearse, y cuando hablaba, tanto en broma como en serio, le afeaban
sus taras: una risa desagradable, una cólera más repulsiva aún, que le hacía
echar espumarajos por la boca, nariz goteante, un insoportable balbuceo y un
continuo temblor de cabeza que crecía al ocuparse en cualquier negocio por
insignificante que fuese.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario