Sus continuadas victorias no fueron parte para
que su grandeza de ánimo y su ambición se contentaran con disfrutar de lo ya alcanzado,
sino que, siendo un incentivo y aliciente para lo futuro, produjeron designios
de mayores empresas y el amor de una gloria nueva, como que ya se había saciado
de la presente; así, su pasión no era entonces otra cosa que una emulación
consigo mismo, como pudiera ser con otro, y una contienda de sus hazañas
futuras con las anteriormente ejecutadas. Meditaba, pues, y preparaba hacer la
guerra a los Partos, y vencidos éstos por la Hircania, rodeando el mar Caspio y
el Cáucaso, pasar al Ponto, invadir la Escitia y, recorriendo luego las
regiones vecinas a la Germania y la Germania misma, por las Galias volver a
Italia y cerrar este círculo de la dominación romana con el Océano, que por
todas partes la circunscribe.
( Plutarco )
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