De joven tuvo amores con un tal Metrobio, hombre
de la escena; y aún le vino algún fruto de esta pasión, porque habiéndose
aficionado de una mujer pública pero rica, llamada Nicópolis, como ésta se
hubiese enamorado realmente de él por el continuo trato y por su figura, a su
fallecimiento le dejó por heredero.
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