A
ruegos de un religioso pregunta al Señor dónde están las almas de Sansón,
Salomón, Orígenes y Trajano; y el Señor le contesta: «Quiero que permanezcan
ocultas a los hombres las disposiciones de mi piedad para el alma de Salomón, a
fin de que eviten con más cuidado los pecados carnales. Y es, asimismo,
voluntad mía no sean conocidas las decisiones de mi Piedad para con el alma de
Sansón a fin de que tiemblen los mortales saciar sus instintos de venganza en
sus enemigos; y también quiero se ignore lo que ha hecho mi voluntad con el
alma de Orígenes para que nadie se atreva a entonarse fiado de su ciencia ;
e igualmente decidí no sepa el hombre el fallo de mi liberalidad con el alma de
Trajano, para exaltación de la Fe Católica, ya que ese emperador, aunque dotado
de todas las virtudes naturales, careció sin embargo de la Fe cristiana y del
bautismo.»
Anton Raphael Mengs La apoteosis de Trajano |
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