El pequeño número de los que sobrevivimos fue
gracias no a nuestros méritos, sino a la misericordia del Señor. Pueblos
innumerables y feroces han ocupado el conjunto de las Galias. Todo el país que
se extiende entre los Alpes y los Pirineos, el que limita con el Océano y el
Rin, ha sido devastado por Quados, Vándalos, Sármatas, Alanos, Gépidos,
Hérulos, Sajones, Burgundios, Alamanes y -terrible desgracia- los Panonios se
han convertido en enemigos, pues Assur ha llegado con ellos.
Maguncia, en otro tiempo ilustre, ha sido tomada
y saqueada. En su iglesia, millares de hombres han sido masacrados. Worms ha
sido reducida después de un largo asedio. Las prepotentes urbes de Reims,
Amiens, Arras, Tournai, Espira y Estrasburgo han sido trasladadas a Germania. Las
provincias de Aquitania, Novempopulania, Lugdunense y Narbonense, salvo un
pequeño número de ciudades, han sido completamente saqueadas.
Las ciudades han quedado despobladas por la
espada y el hambre. No puedo recordar sin lágrimas a Tolosa, cuya ruina solo ha
sido impedida por el mérito de su santo obispo Exuperio. Hispania misma,
tiembla recordando la irrupción de los cimbrios”.
( San Jerónimo de Estridón en "Carta a
Geruchia")
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