El cónsul Quinto Fulvio
declaró que, antes de realizar ningún acto oficial, quería liberarse y liberar
al Estado de obligaciones religiosas cumpliendo las promesas votivas; que el
día de su último combate contra los celtíberos había prometido con voto la
celebración de unos juegos en honor de Júpiter Óptimo Máximo y la
construcción de un templo a la Fortuna Ecuestre; y que con ese objeto había
reunido dinero aportado por los hispanos.
Se aprobó la celebración de
los juegos y el nombramiento de duoviros para adjudicar la construcción del
templo.
En cuanto al presupuesto, se estableció como
tope para gastar en los juegos la suma que se había asignado a Fulvio
Nobilior para la celebración de los juegos tras la guerra de Etolia;
además, para estos juegos, no recabaría, impondría o aceptaría contribución
alguna ni haría nada que contraviniese el senadoconsulto referente a los juegos
que había sido promulgado durante el consulado de Lucio Emilio y Cneo Bebio.
El senado había tomado aquella decisión por lo
excesivo de los gastos que se habían hecho con motivo de los juegos del edil
Tiberio Sempronio, que había representado una pesada carga no sólo para Italia
y los aliados de derecho latino, sino incluso para las provincias de fuera de
Italia.
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