Sexto Julio Frontino (en latín, Sextus Iulius Frontinus; c.
40-103) fue un político del Imperio romano, uno de los más importantes
aristócratas de finales del siglo I. Es principalmente famoso por sus obras y
escritos, especialmente por un informe en el que habla de los acueductos de la
ciudad de Roma.
Lo primero que se conoce de la
carrera de Julio Frontino fue su elección para la pretura en el año 70. En 73, Vespasiano
le nombró consul suffectus. En el año 75, se le envió a la provincia de
Britania para que sucediera a Quinto Petilio Cerial en el gobierno de la
isla.
Durante su cargo, Frontino subyugó a los siluros y a otras tribus
hostiles de Gales, estableciendo una nueva base para la Legio II Augusta en
Caerleon o Isca Augusta y un sistema de fortificaciones que constaba de
fortalezas situadas a 20 km de distancia entre ellas, incluyendo la de
Luentinum, que tenía como objetivo controlar las minas de oro de Dolaucothi. En
el año 78, Frontino fue sucedido en el gobierno de Britannia por el general Cneo
Julio Agrícola.
Poco después, entre 81 y 85,
fue gobernador de la provincia Germania Inferior, participando en las
operaciones emprendidas por Domiciano contra los catos. En 86 fue
nombrado procónsul de la provincia Asia.
En el año 95, Frontino fue
nombrado comisionado de los acueductos de la capital imperial (curator aquarum)
por el emperador Nerva. En el cargo estuvo pocos meses. No obstante,
dadas las dificultades vividas para dominar el cargo, relativo a la mayor
empresa del imperio - el abastecimiento de agua de la ciudad de Roma - esto le
llevó a continuar la redacción del informe incluso tras abandonar el cargo,
hasta su conclusión. En la introducción hace constar el fin con el que lo
escribió.
El cargo de curator aquarum era
exclusivo de personas de gran influencia política, lo que revela la importancia
que Frontino logró durante su carrera. Además de ello, Frontino formaba parte
del Colegio de Augures. Durante su cargo de comisionado de las aguas de la
ciudad, Frontino redactó un informe acerca del estado de todos los acueductos
de la ciudad. Este informe, el primero que se escribía acerca del tema, y el
primero conservado redactado en forma de prosa profesional, ha sido una de las
más importantes fuentes de información sobre obras de ingeniería de la Edad
Clásica.
Durante su cargo, Frontino
siguió la política de otro estadista romano, Marco Agripa, quien en el
año 34 a. C. organizó una campaña pública de reparaciones y mejoras de los
edificios de Roma. Durante la campaña de Agripa, el Aqua Marcia fue sometido a
una importante renovación y se ampliaron las tuberías de la ciudad. A través de
estas acciones, Agripa siguió la línea que había iniciado tras su nombramiento
como edil (funcionario encargado de los edificios y festivales de Roma).
Durante la edilidad de Agripa, las calles se repararon y las alcantarillas se
limpiaron y renovaron. En épocas posteriores, Agripa seguiría mejorando y
embelleciendo la ciudad al ampliar la Cloaca Máxima, sistema de alcantarillado
de Roma, y construir termas, pórticos y jardines.
En 98, por voluntad de Trajano,
fue elegido consul suffectus por segunda vez, dentro de los sucesivos
sustitutos elegidos para suplir al fallecido emperador Nerva, culminando su carrera
en 100, cuando Trajano lo nombró consul ordinarius junto con él, alcanzando el
raro honor de un tercer consulado sin pertenecer a la familia imperial.
Su obra más importante, De
aquaeductu, constituye un informe oficial para el emperador que registra el
estado de los acueductos de Roma. De aquaeductu presenta la historia y
descripción del suministro de agua a Roma, incluyendo las leyes relativas a su
uso y mantenimiento. Además de describir la historia de todos los acueductos de
la capital imperial, la obra de Frontino registra los tamaños de todos los
canales, las tasas de aprobación de su construcción entre la población y la
calidad de las aguas de los acueductos en función de que su fuente fuera un
río, lago o manantial. Entre los acueductos citados en el escrito se encuentran
el Aqua Appia, el Aqua Alsietina, el Aqua Tepula, el Anio Novus, el Aqua Virgo,
el Aqua Claudia y el Aqua Traiana.
Lo primero a lo que Frontino se
dedicó cuando fue nombrado comisionado de las aguas de Roma fue a elaborar un
mapa del sistema de acueductos, canales y alcantarillas de la capital a fin de
poder evaluar su estado antes de proceder a su mantenimiento. Tras terminar el
mapa, Frontino alegó que muchos de los acueductos se habían descuidado y que no
funcionaban a pleno rendimiento. Preocupado principalmente por la falta de
escrúpulos de granjeros y comerciantes, que aprovechaban el emplazamiento de
los acueductos para insertar tubos con el fin de apropiarse de parte del
suministro de agua, Frontino se entregó a una profunda investigación a lo largo
de toda el área por la que discurría el agua. Frontino tomó como modelo la obra
de Vitruvio, De Architectura, que habla de la construcción y
mantenimiento de los acueductos en el siglo anterior. Casualmente, se adjuntó
el informe de Julio Frontino a la edición primera de Vitruvio publicada en Roma
en (1486).
El modo en que se distribuía el
agua en Roma dependía de la zona por la que entrara a la ciudad, de su calidad
y del modo de gestionarla. Por regla general, el agua de mala calidad se empleaba
para regar jardines, mientras que únicamente la de mejor calidad estaba
destinada a ser consumida por los ciudadanos. Por otra parte, el agua de
calidad intermedia se empleaba para suministrar a baños y fuentes. Al acceder
al cargo de comisionado, Frontino criticó que se mezclaran sin miedo aguas
procedentes de diferentes fuentes. Una de sus primeras decisiones fue separar
las aguas de cada acueducto.
Frontino mantuvo siempre una
fuerte preocupación por la existencia de fugas en el sistema, especialmente en
los conductos subterráneos, más difíciles de localizar y reparar, problema que
todavía hoy es una fuente de preocupación entre los ingenieros. Los acueductos
que circulaban por encima del suelo se mantuvieron en buenas condiciones, especialmente
los que estaban sujetos por estructuras de gran tamaño. Según Frontino era
esencial mantener los árboles a una distancia prudencial de los acueductos a
fin de que no dañaran las estructuras con sus raíces. Durante su tiempo en el
cargo, Frontino reformó la ley que vigilaba el estado de los acueductos,
modificando gran parte de sus estatutos.
Durante su vida, Frontino
escribió un tratado teórico sobre la ciencia militar, el cual se ha perdido. La
obra que sí ha perdurado, su Strategemata, es una colección de ejemplos de
tácticas militares empleadas durante la hegemonía de los mundos griego y romano.
Probablemente esta obra se escribió sobre la base de sus experiencias bélicas
mientras dirigía los ejércitos estacionados en Britania contra las tribus
nativas de la isla.
No tuvo la fortuna del otro
autor romano que trató sobre la guerra, Vegecio, pero también fue
ampliamente conocido y leído durante la Edad Media. Así se hicieron
traducciones al español, al catalán y al aragonés medieval.
La versión catalana, que se
conserva en un único manuscrito (BNE, ms. 6293) fue la base de la versión
aragonesa medieval (BNE, ms. 10198). Al castellano se hicieron dos traducciones
independientes: una anónima en el siglo XV que se conserva en tres manuscritos
(BNE, mss. 9253, 9608 y 10204) que acaban de ser publicados6 y una segunda traducción
a cargo de Diego Guillén de Ávila impresa en Salamanca en 1516.
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