Entonces, si se nos pregunta qué respondería la Ciudad de Dios, al ser interrogada acerca de estas cuestiones una tras otra, y en primer lugar, cuáles son sus puntos de vista sobre los «fines» del bien y del mal, respondería que la vida eterna es el sumo bien y que la muerte eterna es el sumo mal; debemos vivir con rectitud para obtener lo uno y evitar lo otro. Está escrito que «el hombre virtuoso vive por la fe», pues nosotros no vemos ahora nuestro bien, y por tanto tenemos que buscarlo en la fe, y no nos es posible vivir virtuosamente con nuestros propios recursos, a no ser que Él, que nos da fe para creer en la ayuda que puede prestamos, ayuda a nuestra fe y a nuestras oraciones». «La vida eterna» se emplea aquí en el sentido que se emplea en el Cuarto Evangelio, «una vida con calidad permanente», más bien que una «vida sin fin».
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
domingo, 1 de marzo de 2020
SAN AGUSTÍN DE HIPONA DICE SOBRE LA MUERTE
Entonces, si se nos pregunta qué respondería la Ciudad de Dios, al ser interrogada acerca de estas cuestiones una tras otra, y en primer lugar, cuáles son sus puntos de vista sobre los «fines» del bien y del mal, respondería que la vida eterna es el sumo bien y que la muerte eterna es el sumo mal; debemos vivir con rectitud para obtener lo uno y evitar lo otro. Está escrito que «el hombre virtuoso vive por la fe», pues nosotros no vemos ahora nuestro bien, y por tanto tenemos que buscarlo en la fe, y no nos es posible vivir virtuosamente con nuestros propios recursos, a no ser que Él, que nos da fe para creer en la ayuda que puede prestamos, ayuda a nuestra fe y a nuestras oraciones». «La vida eterna» se emplea aquí en el sentido que se emplea en el Cuarto Evangelio, «una vida con calidad permanente», más bien que una «vida sin fin».
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