Marcus
Atilius: Nacido
ciudadano romano, las numerosas deudas que había contraído durante su vida lo
llevaron a unirse a un ludus con la intención de ganar el dinero suficiente
para liquidarlas. En su primer combate derrotó a Hilario, campeón del emperador Nerón y que había salido victorioso de
trece combates consecutivos. En otro combate logró derrotar a Lucius Raecius Félix, gladiador que había vencido en 12
combates consecutivos. Las hazañas de Atilius fueron inmortalizadas en mosaicos
y en las paredes de las calles de Roma.
Vero
y Prisco: el combate
entre estos dos gladiadores tuvo el honor de ser el primero celebrado en el más
famoso de los anfiteatros, el Amphitheatrum Flavium, más comúnmente llamado Coliseo. La pelea se extendió durante horas,
hasta que finalmente ambos gladiadores se rindieron el uno al otro. La multitud
quedó tan encantada con el espectáculo que el emperador Tito les concedió a ambos el rudis, la espada de madera símbolo de la libertad del gladiador.
Marcus
Nonius Macrinus:
aunque este general romano no fue nunca un gladiador, lo incluimos en la lista
por ser uno de los principales personajes históricos en los que se inspiró Marcus Decimus Meridius, el archiconocido protagonista de la
película Gladiator.
Tetraites: gladiador de tipo murmillo
originario de Pompeya cuya fama alcanzó lugares tan lejanos como la Galia y
Britania, en donde se encontraron cerámicas con su efigie.
Achilia
y Amazonas: las
mujeres gladiadoras más famosas cuyo singular combate fue inmortalizado en un
relieve proveniente de Halicarnaso.
Carpophorus: fue un bestarius, es decir, sus
oponentes no eran otros gladiadores si no bestias salvajes. En un solo día de
combate, Carpophorus fue capaz de abatir a 20 bestias, haciéndose famoso por
derrotar a un oso, un león y un leopardo en un mismo combate. Por muchos fue
comparado con el mismísimo Hércules.
Crixo: se hizo famoso por ser la mano
derecha de nada más y nada menos que Espartacus, y tuvo un papel protagonista
en la rebelión de esclavos que éste incitó.
Flamma: gladiador de origen sirio, murió
con 30 años tras haber luchado 34 veces y ser derrotado sólo en 4 ocasiones.
Flamma recibió el rudis en 4 ocasiones pero decidió continuar peleando en la
arena hasta el final. Otras fuentes afirman que no murió, sino que finalmente
se retiró y vivió en libertad y apaciblemente con su esposa y sus hijos hasta
morir de edad avanzada.Tomemos la versión que tomemos, no cabe duda de que
Flamma fue un luchador excepcional.
Commodus: este infame emperador, odiado por
casi todos los romanos de la época, tenía por costumbre saltar a la arena para
demostrar su destreza en el combate, de la que nunca salió derrotado, nada raro
si tenemos en cuenta que se enfrentaba a gladiadores que usaban espadas de
madera, bestias enfermas y tullidos. Sus penosos espectáculos eran considerados
aburridos y una falta de respeto, y hay quien piensa que fue una de las razones
por las que fue asesinado.
Spartacus: no hay gladiador más famoso que
éste. De origen Tracio, convenció a 70 de sus compañeros (incluido Crixo) para
que se levantaran contra su lanista. Tras la rebelión se dirigieron al Vesubio
y por el camino se les unieron numerosos hombres libres y esclavos hasta sumar
más de 70000 hombres. Muchas legiones romanas fueron enviadas para capturar a
Espartaco pero todas fueron derrotadas hasta que Marco Licinio Craso mandó una tropa de 50000 hombres de
élite que consiguió derrotar y matar a Espartacus. Estos hechos, conocidos como
la Tercera Guerra Servil, fueron largamente recordados ya que 6000 de los
seguidores de Espartaco fueron crucificados a lo largo de toda la vía Apia.
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