Filipo
fue rey de los macedonios durante veinticuatro años, y aunque dispuso de pocos
recursos convirtió a su reino en la mayor potencia de Europa, y esto a pesar de
que se hizo cargo de un país avasallado por los ilirios. Merced a su decisión
consiguió el mando de Grecia de manos de ciudades que reconocían gustosamente
su primacía. Venció a quienes violaron el santuario de Delfos. Después de
someter a los ilirios, peones, tracios, escitas y demás pueblos limítrofes
afrontó la tarea de disolución del Imperio persa. Cuando a la cabeza de un
ejército se disponía a liberar a las ciudades griegas de Asia fue sorprendido
por el límite del destino. Dejó un poderío de tal magnitud que su hijo
Alejandro no tuvo necesidad de recurrir a sus socios para destrozar la
hegemonía persa. Estas realizaciones no fueron producto de la suerte, sino de
sus propias virtudes, ya que el rey Filipo destacó por su ingenio militar, por
su valor y por la esplendidez de su carácter.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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