Tucídides (c. 460-c. 400 a.C.), historiador griego, conocido por su Historia de la guerra del Peloponeso, un conflicto en el que participó. Es considerado uno de los creadores de la ciencia histórica y es todavía una destacada figura de la historiografía. Su preocupación por la objetividad ejerció gran influencia sobre los historiadores grecorromanos más antiguos, como Polibio y Dión Casio.
Nacido en Atenas, era hijo de un aristócrata ateniense. Cuando estalló la guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta, en el 431 a.C., Tucídides reconoció su importancia histórica y pensó describir su desarrollo y sus consecuencias.
En el 424 a.C. le nombraron comandante de la flota ateniense cercana a la costa de Tracia, pero no llegó a tiempo para evitar la captura de Anfípolis, que cayó bajo el poder espartano de Brásidas. Por ello se le exilió y pasó los siguientes veinte años en el extranjero; regresó en el 404 a.C. al final de la guerra.
Su Historia de la guerra del Peloponeso consta de ocho libros y cubre tres fases de la guerra: el conflicto entre Atenas y Esparta, desde el 431 hasta el 421 a.C., que terminó con la tregua conocida como paz de Nicias; la expedición a Sicilia de los atenienses desde el 415 hasta su fracaso en el 413 a.C. y la reanudación de la guerra entre Atenas y Esparta desde el 413 hasta el 404 a.C. La historia se interrumpe en el 411 a.C., aunque tenía intención de continuar hasta el final de la guerra.
Tucídides mostró en su empresa un conocimiento práctico, tanto de la ciencia política como de la militar. Se interesó principalmente por el aspecto militar de la contienda, que presentó en un estilo conciso y lúcido, evitando las continuas digresiones propias de Heródoto. La narración está ordenada cronológicamente por estaciones. El material usado se basó en sus propias observaciones y en las declaraciones hechas por otras personas, testigos de los sucesos.
Declaró que sus investigaciones fueron difíciles, pues comparaba los relatos de diversos testigos directos. Su enfoque fue de gran objetividad perceptiva, y la mayoría de sus apreciaciones han sido confirmadas por inscripciones y escritos contemporáneos. Para dar mayor intensidad a su historia, puso en boca de las figuras principales de la guerra discursos legendarios y dramáticos, que sirvieron de instrumento para analizar los sentimientos públicos y los asuntos que estaban en juego.
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