No
obstante, la noticia más consternadora de todas, por lo que concernía a
Pompeyo, fue la asombrosa clemencia que César tuvo en Corfinio. En lugar de
llevar a cabo ejecuciones en masa, concedió perdones en masa. A Enobarbo, Acio
Varo, Lucilio Hirro, Léntulo Spinther, Vibulio Rufo y los cincuenta senadores
se les encomió por su valor al defender Italia y se les puso en libertad sin
sufrir el menor daño. Lo único que César requirió de ellos fue su palabra de
que dejarían de luchar contra él; si llegaban a tomar las armas contra él por
segunda vez, les advirtió, quizá no se mostraría tan misericordioso.
( C.
McC: )
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