domingo, 31 de agosto de 2014

ISÓCRATES


Isócrates (436-338 a.C.), orador y profesor ateniense cuyos escritos sobre política y educación en la Grecia del siglo IV a.C. poseen una gran importancia y un enorme valor histórico.


Isócrates nació en Atenas, en el seno de una familia adinerada. Fue discípulo y seguidor de Sócrates y Platón, quien, en su diálogo Fedro, se refiere a Isócrates como un joven enormemente prometedor. Durante el reinado de los Treinta Tiranos de Atenas, Isócrates dirigió una escuela de retórica en la isla de Chíos. Tras regresar a Atenas, aproximadamente en el año 403 a.C., escribió por encargo discursos legales. En el año 392 a.C. fundó una escuela donde enseñaba a los jóvenes llegados desde todos los rincones del mundo grecoparlante el arte de la redacción de ensayos y el arte de la oratoria. Sus temas eran la actualidad política del momento, y el tono de estos discursos tenía una altura moral que distinguió las enseñanzas de Isócrates del mero ingenio y el gusto por el efecto inmediato de los sofistas, sus rivales entre los maestros de retórica. Entre sus discípulos más ilustres destacan los oradores Hipérides, Iseo y Licurgo. Isócrates murió a consecuencia de un ayuno voluntario en el año 338 a.C., en protesta por la pérdida de independencia de Grecia.


Entre las obras de Isócrates que hoy se conservan figuran 21 discursos y 9 cartas. En discursos como el famoso Panegírico (380 a.C.), defendió con insistencia la unificación de las ciudades-estado griegas como única medida de protección contra la amenaza de la invasión persa. Tras fracasar en este empeño, instó a eminentes personalidades militares a encabezar las tropas griegas en una guerra contra Persia, como podemos ver en Filipo (346 a.C.), donde hace un llamamiento a Filipo II de Macedonia. El Areopagítico y Sobre la paz (ambas del año 355 a.C.) se ocupan de la política ateniense y el ocaso de la democracia griega. Las cartas de Isócrates abordan temas tan dispares como la educación, el arte de la retórica, el poder de la belleza, las advertencias dirigidas a los déspotas y el llamamiento a los líderes. Entre ellas destacan Contra los sofistas (391-390 a.C.), Elogio a Helena (370 a.C.), Arquidamo (366 a.C.), Antídosis (353 a.C.) y Panatenaico (339 a.C.).


Isócrates ocupa un lugar destacado en la historia de la prosa ática. Su estilo se caracteriza por la fluidez de su cadencia, la compleja estructura de la frase y el frecuente uso de la antítesis (véase Figuras retóricas). Sus escritos sirvieron de modelo a Demóstenes y, más tarde, a Cicerón, a través del cual la influencia de Isócrates llegó a la literatura moderna occidental.


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