Pompeyo
leyó los Comentarios de César muchas veces, y nunca con placer. El
desgraciado aquél era más que un genio militar, y además estaba dotado de un
grado de confianza en si mismo que Pompeyo nunca había poseído. César no se
tiraba de los cabellos, se golpeaba el pecho y se retiraba a su tienda de mando
desesperado después de sufrir un revés, sino que siempre era un soldado lleno
de serenidad. ¿Y por qué sus legados eran tan brillantes? Si Afranio y Petreyo,
que se encontraban en las Hispanias, hubiesen sido la mitad de capaces que
Trebonio, Fabio o Décimo Bruto, Pompeyo se hubiese sentido mucho más confiado.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
jueves, 28 de agosto de 2014
POMPEYO LEYÓ LOS COMENTARIOS DE CÉSAR
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