Antes de la legislación de Sila, quién pudiera presentarse ante el tribunal de inscripción del Foro presentando pruebas de una fortuna productora de un millón de sestercios de renta anual, podía ser automáticamente senador. Era el mínimo para los senadores.
Luego con las nuevas leyes de Sila, cualquier ciudadano romano de cualquier edad que hubiera conseguido la corona de hierba en el campo de batalla, podía ser miembro del Senado, independientemente de sus medios de Fortuna.
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