Julia.
Todas mis amadas mujeres han muerto, dos de ellas intentando traer hijos al
mundo. Mi adorable Cinila, mi querida Julia, las dos recién cruzado el umbral
de la vida adulta. Ninguna me causó jamás un solo dolor excepto al morir, ¡qué
injusto, qué injusto! Cierro los ojos y las veo allí: Cinila, la esposa de mi
juventud; Julia, mi única hija. La otra Julia, la tía Julia, la esposa de Cayo
Mario, aquel monstruo abominable. Su perfume aún me provoca el llanto cuando lo
huelo en alguna desconocida. En mi infancia no habría conocido el amor si no
hubiera sido por sus abrazos y sus besos. Mater, la perfecta adversaria
partisana, era incapaz de abrazar y besar por temor a que un cariño
muy manifiesto me corrompiera. Me consideraba demasiado orgulloso, demasiado consciente
de mi inteligencia, demasiado dispuesto a llegar a la realeza. Pero todas han
desaparecido, mis amadas mujeres. Ahora estoy solo.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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