martes, 4 de septiembre de 2018

MITRÍDATES VI EUPATOR DEL PONTO DICE SOBRE LOS VENENOS



Durante los siete años en que anduve huyendo de la venganza de mi madre me hice inmune a todos los venenos conocidos y a algunos que nadie más que yo ha descubierto. Soy quien más sabe de venenos. ¿Creéis que todas mis cicatrices las han producido las armas?. ¡No!.  Me las hice yo mismo, para asegurarme de que ninguno de mi familia consiga eliminarme por el método más fácil y limpio.

 

Mira, está el áspid egipcio, por ejemplo, el que tiene una toca ancha y cabeza pequeña entre las placas. Me trajeron una caja con ejemplares de todos los tamaños y comencé a dejarme picar por los más pequeños, luego dejé que lo hiciera el más grande, un monstruo de siete pies de largo y tan grueso como mi brazo.

 

Al final, me picaban y no me sucedía nada. Y lo mismo hice con víboras y pitones, escorpiones y arañas, y después probé una gota de todos los venenos, cicuta, acónito, mandrágora, pulpa de semilla de cereza, poción de bayas, arbustos y raíces, la seta calavera y la roja de puntos blancos.

 

 ¡Sí, los probé todos, aumentando la dosis una gota cada vez hasta que una copa entera no me hacía efecto!. Y he continuado haciéndome inmune tomando veneno y dejándome picar. Y tomo antídotos. El que quiera envenenarme, no podrá matarme.


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