Los nuevos tiempos en los que se expandía la influencia de Roma
por todo el orbe conocido, requerían nuevas modalidades de ejércitos y los
generales eran como semidioses que,
sentados o de pie en un alto, observaban el campo de batalla dando órdenes,
señalando cosas y mordiéndose
las uñas, tomando una copa de vino para reanimarse y reconfortarse, pensativos,
sin dejar de mirar todos los movimientos de la batalla a sus
pies. Los métodos de batalla de Alejandro Magno, por ejemplo, ya resultaban
anticuados y superados. Los generales
romanos sabían instintivamente si una línea estaba a punto de ceder o de
retroceder, dónde iba a
concentrar el enemigo el asalto masivo; si, los generales nacían sabiendo lo que
eran flancos, maniobras,
asedios, artillería, columnas de refresco, formaciones, despliegues, filas y
líneas. Cosas que a los reyes orientales, o los bárbaros de allende de las
fronteras no le cabían en la cabeza, ni le gustaban ni le interesaban ni se le
daban bien. Y en esto derivaba lo invencibles de las legiones romanas.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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