jueves, 5 de abril de 2018

DIÓN DE PRUSA RETRATA LA PROSPERIDAD DEL CAMPO ROMANO



(...) Esta claro que un campo habitado y ocupado es digno de mayor consideración ante mi, y al mismo tiempo un campo cultivado y productivo constituye un espectáculo mas grato, mientras que un desierto no solamente es una propiedad inútil para los que la poseen, sino, ademas, una cosa lastimosa de ver y una desgracia que denuncia el abandono de los que son sus amos.
 
(...) Aquellos ciudadanos que roturan una tierra inculta y la hacen apta para la producción, lejos de hacer ningún daño, merecen, por el contrario, un justo elogio. Y no es con los que construyen y plantan arboles sobre el suelo comunal con los que es preciso irritarse, sino con los que lo dejan baldío.
 
(...) En consecuencia, soy del parecer de incitar a muchos otros ciudadanos, a todos cuantos podáis, a tomar lotes de tierras publicas para cultivarlas; los lotes mas importantes para los que tienen algún recurso y el resto para los indigentes, lotes a la medida de sus capacidades, a fin de que nuestra tierra sea para nosotros productiva y que aquellos ciudadanos que lo deseen se vean, al mismo tiempo, liberados de los dos mayores males: la ociosidad y la miseria. Dejad, pues, que estos hombres posean la tierra gratuitamente durante diez anos, y después de este plazo, ordenad que paguen una pequeña parte por sus cosechas, pero por los pastos que no paguen nada. Y, en el caso de que el aparcero llegara a ser un extranjero, que durante cinco anos tampoco este pague nada, pero, luego, que aporte el doble que los ciudadanos. Y todo extranjero que haya explotado doscientos metros de tierra que adquiera el personalmente el derecho de ciudadanía.










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