Diógenes repetía a voz en grito
que la vida concedida a los hombres por los dioses es
una vida fácil, pero que se les mantiene oculta por andar buscando
pasteles de miel, perfumes y cosas por el estilo. De ahí que le
dijera a uno que
se dejaba calzar por un criado: «No vas a ser feliz hasta que
también te suene
los mocos; y esto te pasará cuando te quedes manco».
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