viernes, 20 de abril de 2018

JULIANO EL APÓSTATA EN NICOMEDIA



Además, a los éxitos obtenidos anteriormente, se añadía el que, durante el periodo en el que dirigió él solo el Imperio, este no se vio agitado por ninguna revuelta interna, y ningún pueblo bárbaro invadió sus fronteras, ya que todos estos pueblos, que siempre se habían rebelado en busca de riquezas y mostrarse peligrosos y dañinos, se unieron con extraordinario afán al coro de alabanzas en honor a Juliano.

 

Así pues, después de largas deliberaciones, una vez dispuestas las soluciones que reclamaban diversos asuntos y circunstancias, con el ejercito animado gracias a numerosas arengas y a recompensas adecuadas para afrontar lo que sucediera, Juliano, enardecido por el apoyo general con el que contaba y dispuesto a marchar hacia Antioquia, abandono Constantinopla después de prestar una gran ayuda. No en vano, como había nacido allí, la honraba y la amaba como a su hogar natal.

 

En su marcha, cruzo el mar y, dejando ya atrás Calcedonia y Libisa, donde esta sepultado el cartaginés Aníbal, llego a Nicomedia, ciudad famosa en el pasado y tan enriquecida con las cuantiosas inversiones de los emperadores de la antigüedad que, teniendo en cuenta su gran abundancia de edificios privados y públicos, una persona formada podría considerar que era un barrio de la Ciudad Eterna.

 

 Cuando vio las murallas de esta ciudad convertidas en miserables cenizas, expresando su angustia con un llanto silencioso, se apresuro al Senado con pasos lentos.

 

 Pero, lo que mas le dolió de esta destrucción fue ver ante el en estado lamentable tanto a los senadores como al pueblo, cuando poco antes habían destacado tanto.


( Amiano Marcelino )


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