domingo, 27 de julio de 2014

BONA DEA





Era la Diosa Buena, tan antigua como la propia Roma, y por ello no poseía ni rostro ni forma; era numen. 



Sí que tenía nombre, pero nunca se pronunciaba, pues era demasiado sagrado. 



Lo que ella significaba para las mujeres romanas ningún hombre podía entenderlo, y tampoco por qué la llamaban buena. 


Su culto quedaba completamente fuera de la religión oficial del Estado, y aunque el Tesoro sí le concedía un poco de dinero, ella no le respondía a ningún hombre ni a ningún grupo de hombres.



Las vírgenes vestales se cuidaban de ella, pues no tenía sacerdotisas propias; las vestales contrataban a las mujeres que cuidaban su jardín medicinal sagrado, y tenían la custodia de las medicinas de la Bona Dea, que eran sólo para las mujeres romanas.



Algunas estatuas la representaban como una mujer desnuda saliéndole una serpiente por la vulva.











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