Antonio y Octavio se dividieron el mundo romano entre ellos, complementada con una «limosna» a Marco Emilio Lépido, sumo sacerdote y propietario de una gran facción senatorial. Sesenta años de intermitente guerra civil habían acabado por hundir a Roma en la bancarrota: el pueblo -y toda Italia- gemía con los pobres salarios y la escasez de trigo para el pan, aderezado por una cada vez mayor convicción de que aquellos que los gobernaban eran tan incompetentes como venales. Poco dispuesto a ver disminuido su estatus como héroe popular, Antonio decidió que se quedaría con la parte del león y le dejaría la pútrida carcasa al chacal de Octavio.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
miércoles, 30 de julio de 2014
LOS TRIUNVINOS OCTAVIO, ANTONIO Y LÉPIDO SE REPARTEN EL IMPERIO
Antonio y Octavio se dividieron el mundo romano entre ellos, complementada con una «limosna» a Marco Emilio Lépido, sumo sacerdote y propietario de una gran facción senatorial. Sesenta años de intermitente guerra civil habían acabado por hundir a Roma en la bancarrota: el pueblo -y toda Italia- gemía con los pobres salarios y la escasez de trigo para el pan, aderezado por una cada vez mayor convicción de que aquellos que los gobernaban eran tan incompetentes como venales. Poco dispuesto a ver disminuido su estatus como héroe popular, Antonio decidió que se quedaría con la parte del león y le dejaría la pútrida carcasa al chacal de Octavio.
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