Los soldados se pusieron la armadura completa y cerraron filas
como en orden de combate, listos para combatir si fuera preciso. Colocaron a su
emperador Didio Juliano en el centro y protegieron sus cabezas con los escudos
y las lanzas, no fuera que alguna piedra volara desde las casas contra la
procesión. Así lo condujeron al palacio imperial.
( Herodiano en "Historia del Imperio romano después de Marco
Aurelio" )
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