No
actúo por espíritu de altruismo ni le pongo objeciones que un gobernador capaz
se enriquezca
de una manera aceptable . Lo que hace lex Iulia es impedir que un gobernador
le haga trampas al Tesoro y proteger al pueblo de esa provincia de la
rapacidad. Durante más de cien años el gobierno de las provincias en las
provincias sido una deshonra. Se vende el derecho a la ciudadanía. Se
venden exenciones de pagar impuestos, aranceles y tributos. El
gobernador se lleva consigo a medio millar de parásitos para desangrar aún más
los recursos de las provincias. Se libran guerras por único el motivo de
asegurar un desfile triunfal al regreso del gobernador a Roma. Si se
niegan a entregar a una hija o un campo de grano, a aquellos que no son
ciudadanos romanos se les somete al azote de espinos, y a veces se les
decapita. No se realiza el pago de las provisiones y del material
militar. Se fijan los precios de manera que beneficien
al gobernador, a sus banqueros o a sus secuaces. Se alienta la práctica de la
usura. ¿Tengo que seguir?
Marco
Catón dice que mis leyes no son legales debido a las actividades de mi colega
consular, que se dedica a contemplar el cielo. No he dejado que Marco Bíbulo se
interpusiera en mi camino y tampoco dejaré que lo haga en este proyecto de ley.
Sin embargo, si este cuerpo se niega a darle un consultum de aprobación,
no lo llevaré ante el pueblo. Como podéis ver por el número de cubos que tengo
a mis pies, es un cuerpo de ley enorme. Sólo el Senado tiene la fortaleza
necesaria para leerlo con detenimiento, sólo el Senado aprecia la difícil
situación que atraviesa Roma en lo concerniente a sus gobernadores. Ésta es una
ley senatorial, debe recibir la aprobación del Senado. Podríais decir que le estoy entregando un regalo al Senado... Si lo
rechazáis, el Senado morirá.
( C. McC. )
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