Algunos de
vosotros pensáis que no vais a luchar, y
otros, que no podréis luchar. Todos dicen eso, hasta que salen ahí fuera.
Escuchad:
¡Muerte!
Clavad esto
en la carne de otro hombre y os aplaudirán y amarán por ello.
Y vosotros,
vosotros podéis empezar a amarlos por ello.
A fin de
cuentas, todos somos hombres muertos.
Lamentablemente,
no podemos elegir el modo. Sí podemos decidir cómo encararlo para ser
recordados como hombres.
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