(...) “Mientras Sila se detenía a orillas del Éufrates, fue a hablarle Orobazo el parto, embajador del rey Arsaces, sin que antes hubiera habido comunicación entre las dos naciones; y esto mismo se cuenta por uno de los mayores favores de la fortuna de Sila, haber sido el primero de los Romanos a quien se presentaron los Partos en demanda de amistad y alianza”
(...) “Y aun se dice que, habiendo hecho poner tres sillas curules, una para Ariobarzanes, otra para Orobazo y la tercera para sí, dio audiencia sentado en medio de ambos; (…) unos aplaudieron a Sila por haber usado de magnificencia y aparato con los bárbaros, y otros le notaron de engreído y vanaglorioso.”
(...)“Dícese asimismo que uno de los Caldeos, que fue de la comitiva de Orobazo, habiendo reparado en el semblante de Sila y estado atento a los movimientos de su ánimo y de su cuerpo, examinando por las reglas que él tenía cuál debía ser su índole y carácter, había exclamado que necesariamente aquel hombre debía de ser muy grande, y aun se maravillaba cómo podía aguantar el no ser ya el primero de todos.”
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