Galeno (129-c. 199), fue el más destacado médico de la
antigüedad después de Hipócrates. Sus estudios sobre la anatomía de los
animales y sus observaciones sobre el funcionamiento del cuerpo humano
dominaron la teoría y la práctica de la medicina durante 1.400 años.
Galeno
nació en Pérgamo, Asia Menor (entonces parte del Imperio romano), de padres
griegos. En el templo de su ciudad dedicado al dios de la salud Asclepio, el
joven Galeno observó cómo se empleaban las técnicas médicas de la época para tratar
a los enfermos o heridos.
Galeno
diseccionó multitud de animales, en especial cabras, cerdos y monos, para
demostrar cómo los distintos músculos son controlados a diferentes niveles de
la médula espinal. Desveló las funciones del riñón y la vejiga e identificó
siete pares de nervios craneales. También demostró que el cerebro controla la
voz y que las arterias transportan sangre, poniendo fin la idea vigente durante
cuatrocientos años de que lo que transportaban era aire.
Galeno
también alcanzó gran renombre en su tiempo como filósofo. En su tratado Sobre
los usos de las partes del cuerpo del hombre compartía la opinión del
filósofo griego Aristóteles de que nada en la naturaleza es superfluo. La
principal contribución de Galeno al pensamiento filosófico fue su idea de que
es posible comprender los designios divinos estudiando la naturaleza.
Sus
observaciones sobre la anatomía fueron su aportación más duradera. Sus escritos
médicos, traducidos por pensadores árabes durante el siglo IX, gozaron de una
gran consideración entre los médicos humanistas de la Europa del renacimiento.
Durante su vida escribió alrededor de quinientos tratados sobre medicina,
filosofía y ética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario