miércoles, 4 de marzo de 2015

DISCURSO DEL CÓNSUL CAYO JULIO CÉSAR EN EL SENADO SOBRE LOS CONVENIOS DEL ESTE ESTABLECIDOS POR POMPEYO

 

Es imperioso que ratifiquemos los convenios y acuerdos establecidos por Cneo Pompeyo Magnus en el Este .Si han de fluir los tributos, tienen que ser sancionados por el Senado Romano o por una de las Asambleas Romanas. Los asuntos extranjeros nunca han sido competencia de las Asambleas, que ni entienden de eso ni de cómo se lleva a cabo. El Tesoro ha sufrido graves inconveniencias a causa de los dos años de inercia del Senado a la que yo ahora estoy dispuesto a ponerle fin. Los publicani fijaron los tributos provinciales en cantidades demasiado elevadas, y nadie protestó porque creyeron que se podrían pagar. Eso ahora ya es un asunto resuelto y acabado, pero esas contribuciones no son ni mucho menos las únicas en cuestión. Hay reyes y potentados en todos los nuevos territorios de Roma o en los estados que son clientes de Roma que han accedido a pagar grandes cantidades a cambio de su protección. Por ejemplo, el tetrarca Deiotaro de Galacia, que concluyó un tratado con Cneo Pompeyo que, cuando sea ratificado, supondrá unos ingresos de quinientos talentos al año para el Tesoro. En otras palabras, al ser negligente en ratificar este acuerdo, Roma hasta el momento ha perdido mil talentos de dinero solamente de los tributos de Galacia. Y tenemos otros: Sampsiceramus, Abgaro, Hircano, Farnaces, Tigranes, Ariobárzanes, Filopator, además de una multitud de principillos menores arriba y abajo de las tierras del Éufrates. Todos comprometidos a pagar grandes tributos que todavía no se han cobrado porque los tratados establecidos con ellos no han sido ratificados. ¡Roma es muy rica, pero debería serlo mucho más! Sólo para pacificar y colonizar Italia, Roma necesita más de lo que Roma tiene.

 

 Os he convocado aquí para pediros que pongamos a debate este tema hasta que todos los tratados se hayan examinado y las objeciones se hayan discutido largamente. Una palabra de aviso. Si esta Cámara se niega a tratar sobre la ratificación del Este, me encargaré de que la plebe lo haga inmediatamente. ¡Y yo, un patricio, no interferiré ni ofreceré consejos a la plebe! Ésta es vuestra única oportunidad, padres conscriptos. O hacemos el trabajo ahora o miramos cómo la plebe lo reduce a la ruina. ¡A mí me da lo mismo, porque por uno de estos dos caminos se llevará a cabo!


( C. McC. )


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