Un hombre soñó que había llevado a su mujer ante un altar para
ofrecerla en sacrificio, vender su carne en rodajas y obtener grandes
beneficios. Soñó, además, que se alegraba de lo que había hecho y que intentaba
ocultar sus ganancias ante los que tenía alrededor y le observaban. Este hombre
condujo a su propia esposa a una vergonzosa vida de prostituta, ganándose la
vida con el trabajo de ella. Aquello le reportaba grandes beneficios, pero le
convenía mantenerlo en secreto.
(Artemidoro)
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